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El Dr. Uri Ilan, jefe de residencia del departamento de pediatría en el Hospital Hadassah Ein Kerem, continua inspirado por su experiencia como miembro de la misión de rescate israelí en Nepal por el terremoto. Muchos de los pacientes tienen un lugar especial en su memoria, pero aquí están dos historias de una  niña y un bebé de cinco meses.

Dos doctores israelíes encontraron a una niña de doce años en el pueblo, que había sufrido de una lesión importante de la cabeza. La trajeron al hospital provisional para tratarla.

Resultó que la niña tenía mucho sangrado en su cabeza y requería de neurocirugía. Ésa fue exitosa. Después de haber sido hospitalizada, fue atendida por un voluntario fisioterapeuta israelí, que estaba haciendo senderismo, cuando se enteró que habían establecido un hospital provisional para ayudar.

Después de dos semanas, la niña podía caminar, un avance importante, especialmente para una niña que vive en un pueblo sin apoyo médico.

No fue únicamente el trauma ocasionado por el terremoto que trajo a los pacientes al hospital provisional. Un bebé nepalés fue traído porque tuvo una convulsión, anemia severa y malfuncionamiento del riñón. Los médicos del hospital provisional le diagnosticaron con síndrome urémico hemolítico (SUH), una enfermedad rara donde el riñón deja de funcionar y el paciente no produce orina. Incluso con un tratamiento en la unidad de cuidados intensivos pediátricos, sólo existe un 80% de índice de supervivencia.

Después de una larga noche de reuniones, agonizando por los recursos limitados que tenían a su disposición, decidieron que no se podían dar por vencidos y que harían todo lo que estuviera en sus manos. Después de consultar con los médicos en Israel, decidieron hacer una diálisis peritoneal.

Sin embargo, antes de comenzar, tuvieron que enviar a un soldado en busca de un catéter especial que necesitaban para el procedimiento.  Después de un día completo de búsqueda, encontraron uno. La cirugía se llevo a cabo y después de dos días en el hospital provisional, el equipo transfirió al bebé a un hospital local, donde tenían más recursos y camas de cuidados intensivos.

A pesar de tantos esfuerzos, tristemente el bebé murió. El Dr. Ilan dijo: “Por lo menos pudimos demostrar a la gente que para nosotros, los médicos israelíes, no existe caso alguno que no tomemos. La vida es importante y siempre lucharemos por la de todos, incluso cuando pensemos que no existe chance para salvar al paciente”.