El pequeño Sanad de 11 meses se está recuperando en la sala pediátrica del Charlotte R. Bloomberg Mother and Child Center. Su tía Basma está al pendiente de él.

“Basma significa sonreír, y hoy, estoy sonriendo”, dijo ella.

Sanad nació con un problema congénito en el hígado y desarrolló un quiste del tamaño de una jalá redonda. Según su cirujano, el Dr. Gidi Zamir, el quiste estaba comprometiendo su crecimiento, apetito y riñones.

“Vemos a varios niños de Gaza con problemas de hígado cada mes”, dijo el Dr. Eyal Shteyer, uno de los hepatólogos de Hadassah (experto en hígado). Ya sea que escuchemos por los médicos de Gaza o vengan recomendados del Hospital Mukassed de Jerusalén. El doctor de Sanad vio el crecimiento del quiste en una tomografía que realizó en Gaza, y hace un mes, días antes de la Operación Margen Protector, su tía lo trajo a Hadassah desde Deir al Balah, una ciudad en el centro de Gaza de 55,000 habitantes.

El Dr. Shteyer es un lituano en las reservas de Israel que atiende casos de cuidado hospitalario en caso de ataques terroristas. “Cuando el misil cayó cerca del Hospital Hadassah, mis pacientes llamaron para ver si estábamos bien; yo también los llamo a Gaza para ver que estén bien, incluso en estos momentos difíciles considero que hay esperanza para la paz”.

El diagnóstico post-cirugía de Sanad es bueno, dijo el Dr. Shteyer; “Sus padres no pueden entrar a verlo, no se por que y no lo quiero saber. Tengo a un niño enfermo frente a mí y lo quiero curar. Veo a cada uno de los pacientes palestinos como mi propio puente hacia la paz”.