Un estudio de la Organización Médica Hadassah ha sugerido una nueva explicación para los cambios de humor, irritabilidad y depresión, conocido como síndrome premenstrual (PMS).
Los investigadores, al estudiar a 20 hombres y mujeres, de 20 a 30 años, encontraron que en la semana anterior a la menstruación, los cerebros de las mujeres procesaban los eventos y las emociones de manera diferente. Cuando a las mujeres se les mostraron películas que tenían segmentos felices y tristes, incluido The Lion King de Disney, no sentían la alegría esperada en los puntos apropiados de la película, si eran premenstruales. Los hombres, en contraste, no mostraron variaciones en sus emociones en diferentes momentos.
Usando imágenes de resonancia magnética funcional (IRMf), los investigadores escanearon a las mujeres dos veces, primero durante la fase media folicular de su ciclo y luego durante las fases menstruales luteales tardías. Cuando las mujeres eran premenstruales, su actividad neuronal disminuía. Además, cuando los investigadores analizaron los hallazgos neuronales en comparación con los informes de las mujeres sobre la reducción de la diversión y el aumento de la tristeza, encontraron que los hallazgos se complementaban entre sí.
El estudio fue realizado por el Prof. Omer Bonne, jefe del Departamento de Psiquiatría de Hadassah, el Dr. Inbal Reuveni, psiquiatra senior de Hadassah, y el Prof. Gadi Goelman de la Escuela de Medicina de la Universidad Hebrea-Hadassah, junto con otros colegas de la Universidad Hebrea.
«El estudio tiene implicaciones de gran alcance para la investigación que trata las diferencias de género», dijo el profesor Goelman. «Sus resultados indican la necesidad de considerar la situación hormonal femenina en los estudios que examinan las diferencias entre hombres y mujeres».
El siguiente paso, explica el Dr. Reuveni, es encontrar tratamiento para los casos más graves en los que entre el tres y el ocho por ciento de las mujeres premenstruales sufren de depresión, ira excesiva y ansiedad.
Actualmente, estos síntomas severos son tratados con drogas psiquiátricas. El objetivo de futuras investigaciones, dice ella, es encontrar medicamentos «más ligeros», que no tengan efectos secundarios graves.
El estudio se destaca en la edición de febrero de 2019 de Psychoneuroendocrinology.