
Querido amigo de Hadassah
Su larga pesadilla ha terminado. Nuestra larga pesadilla ha terminado. Nuestros rehenes finalmente están en casa.
En vísperas de Simjat Torá —dos años hebreos menos un día desde que fueron brutalmente secuestrados y comenzó la amarga guerra de supervivencia de Israel—, una nube se ha disipado. Todos nosotros —israelíes y nuestros amigos en todas partes— podemos volver a respirar. ¡Nuestros hijos y sus familias pueden volver a vivir!
Este es, ante todo, un día de regocijo.
Pero nuestra alegría no es completa. Demasiados de nuestros rehenes nunca compartirán nuestras celebraciones ni se reunirán con sus seres queridos. Demasiados de nuestros soldados han caído para que pudiéramos llegar a este día. Estarán para siempre en nuestros corazones; su pérdida, una cicatriz imborrable en la psique de un pueblo.
Ahora, sin embargo, la sanación puede comenzar. Y al igual que lo hemos estado durante esta dura prueba, Hadassah estará en primera línea ayudando a una nación a recuperarse. De reparar las terribles heridas que nuestros soldados y civiles han sufrido.
De rehabilitarlos para que puedan volver a una vida plena.
De permitir que cientos de miles de israelíes superen el profundo y prolongado trauma que han sufrido los últimos dos años.
Hadassah es donde se sana. Hadassah es donde se vive.
Am Israel Jai.