Escrito por Patricia Levinson.

Esta es mi historia personal viviendo en Israel durante la guerra de los seis días en 1967.

Era mayo de 1967. Mi marido Lionel y yo vivíamos en Israel. Abdul Nassar había cerrado el Estrecho de Tirán, bloqueando toda la navegación israelí a través del Golfo de Aqaba, que incluía el 90% del petróleo que necesitaba Israel. También exigió la retirada de todas las tropas de paz de la ONU de la Península del Sinaí.

El nacionalismo Pan árabe volvió a arrasar el Medio Oriente y Jordania, Siria, Irak y otros países, se apresuraron a crear una alianza co Egipto. El Presidente de Irak declaró que » la existencia de Israel no era más que un error que debía ser rectificado, era el momento para acabar con la ignominia que había estado presente desde 1948″.

Para Israel, estas acciones fueron una declaración de guerra. El pueblo de Israel sabía que no se trataba de si habría guerra, sino cuándo empezaría. Israel sabía que sería atacado en todos los frentes. El humor se reflejó en la nueva y conmovedora canción. Escrita por la cantante Naomi Shemer, «Yerushalyim Shel Zahav», Jerusalén de Oro, en la cual se hablaba sobre el anhelo de la belleza de Jerusalén e incluía un verso que hablaba con arrepentimiento que ya no podría bajar al Mar Muerto vía Jericó.

Patricia y Lionel en el refugio la mañana del 5 de junio de 1967

Nos encontrábamos viviendo en la casa de Charles Clore que era meramente la residencia de estudiantes matriculados dentro del Instituto Weizmann de Rehovot, a15 millas del sur de Tel Aviv. Lionel era estudiante de doctorado dentro del Departamento de Electrónica y trabajaba como bioquímico en el Departamento de Biodinámica.

Todos los días veíamos a nuestros amigos y colegas vestir sus uniformes militares y tomar los autobuses que paraban en las calles que se encontraban bajo nuestra ventana. Los tanques sonaban por la calle principal de Rehovot resonando sobre el asfalto a medida que se dirigían hacia el sur. Poco a poc la casa Clore comenzó a vaciarse quedando ahí solamente las esposas de los estudiantes israelíes y estudiantes extranjeros.La mayoría de nuestras amistades israelíes ya habían concluido su servicio dentro del ejército y ya se habían también graduado de la licenciatura. La mayoría de ellos se encontraban entre los finales de los 20´s  y principios de los 30´s muchos de ellos estaban casados, otros eran ya oficiales de las Fuerzas de Defensa de Israel y se dirigían a comandar sus unidades.

Era básicamente obvio que debido a la reputación internacional del Instituto Weizmann sería un punto principal de ataque en la guerra que se aproximaba. Yo había tomado previamente un curso de primeros auxilios en el que aprendí que si una bomba me golpeaba directamente, básicamente no había nada que hacer al respecto. Pero en caso de que aterrizara cerca de personas debía contactar a A o B persona. Doné sangre personalmente, compramos pintura azul para pintar nuestros focos y linternas. También compramos velas, agua, comida y baterías. Nos aseguramos de que enuestras cortinas estuvieran bien cerradas para evitar que cualquier luz pudiera filtrarse y nos dormíamos vestidos con zapatos cómodos al lado de la cama. Ayudamos a sellar las ventanas más grandes para evitar que éstas pudieran romperse. Un camión lleno de sacos de arena llegó y nos reímos. No entendíamos para que podríamos llegar a usarlos y pensábamos que no servirían de protección al proteger el edificio.

Todos los días iba al trabajo, los que nos quedábamos teníamos la tarea de asegurarnos que los experimentos de investigación de las personas que estaban siendo llamados, quedara cubierto.

De esta manera, los estudiantes podrían retomar sus investigaciones desde dónde las dejaron en el momento en que los combates terminaran. Removimos todos los químicos radioactivos utilizados para experimentos que se encontraban en los laboratorios y los almacenamos en un espacio subterráneo. De pronto alguien se percató de que se nos había olvidado remover todos los químicos que contenían cianuro. Inmediatamente localizamos aquellos químicos y los enviamos al refugio también.

Dentro del laboratorio también teníamos unas colonias de ratones estériles los cuales eran usados para investigación y era importante preservarlos sin cambiar las condiciones. Algunos animales fueron trasladados arriba para que en caso de que se perdiera la electricidad, no todos murieran. El resto debía ser alimentado y había que limpiar sus cajas a diario. Todos los días pasaba por el proceso de bañarme y esterilizar mi ropa antes de ir al trabajo en donde tendría contacto con los animales.

Leíamos constantemente los periódicos y escuchábamos el radio para enterarnos de las noticias. Mi hebreo mejoró de un segundo a otro por la necesidad de entender que era lo que estaba pasando los noticieron que se transmitían en inglés eran completamente inadecuados.

 Muy temprano en la mañana del 5 de junio, nos despertó el sonido de los aviones volando por encima. Unos momentos más tarde, la primera sirena de la incursión aérea se disparó. Esto fue. Nos apresuramos a agarrar nuestros zapatos, la radio y las luces de flash, y nos dirigimos hacia el refugio de raid aéreo en Clore House.

Kol Yisrael, la Voz de Israel, anunciaba que la fuerza aérea israelí había capturado a toda la fuerza aérea egipcia y jordana sin saberlo, y los había destruido en el suelo antes de que cualquier avión pudiera despegar. Hubo fuertes negativas de la BBC, que estaban citando a los egipcios. Esa noche, después de cenar a prisa a la luz de una vela, nos sentamos acurrucados en la radio. Un vecino llamó a la puerta para decir que podíamos ver los combates en Latrun, que Israel no había podido retener en 1948, desde el techo de Clore House. Era obvio que tanto Jerusalén como Sinaí serían el foco de la lucha por los próximos días.

En la mañana del 7 de junio, el tercer día de la guerra, yo estaba trabajando en el laboratorio, cuando uno de los estudiantes de doctorado en el departamento entró por la puerta. Era un oficial superior de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), que luchaba cerca de las áreas de Jerusalén, y había sido transportado en helicóptero a Tel Aviv para una reunión en la sede militar. En el camino de regreso al frente, se detuvo para revisar sus experimentos. Nos explicó que las FDI habían tomado las alturas de las montañas en Cisjordania, incluyendo las ciudades de Siquem y Ramala, y se acercaban rápidamente a Jerusalén. Nos dijo que las fuerzas israelíes estarían en el este de Jerusalén por la noche.

Esa noche, Lionel y yo nos sentamos en medio de la oscuridad y lloramos mientras la radio tocaba el sonido del shofar que se estallaba en el Muro de los lamentos en Jerusalén. Rápidamente agarramos algunas provisiones y nos reunimos con los otros estudiantes en Clore House para una fiesta improvisada. Muchos de ellos no tenían ni idea de si sus seres queridos estaban vivos o muertos, pero la reunificación de Jerusalén era un milagro para celebrarse. Dijimos un shehecheyanu, y cantábamos Jerusalén de Oro en la que se hablaba tanto de el anhelo de bajar al mar muerto vía Jericó.

La guerra terminó el 10 de junio después de que el Sinaí y el Golán fueron capturados por las fuerzas israelíes.

Participando en la primera gira «civil» de Jerusalén

Tres semanas más tarde, el Instituto Weizmann organizó un viaje a Jerusalén para los «científicos extranjeros» que habían permanecido durante la guerra.

Viajamos en autobús sobre de un camino áspero que nos llevó a través de Latrun a Jerusalén.

Una de las entradas a la ciudad vieja de Jerusalén en julio de 1967

La primera parada fue el Hospital Hadassah en el Monte Scopus.

 

We went up to Mount Scopus via a carefully marked road that was still being cleared of land mines. The entrance to the road was guarded by a soldier, and the old sign saying no admission in English and Arabic was crossed out, and a bright yellow sign had been added that said “Har Hatzofim” in Hebrew (Mount Scopus) with an arrow pointing straight ahead. (See photo above).

Subimos al Monte Scopus por un camino marcado que estaba siendo despejado de las minas terrestres. La entrada a la carretera estaba custodiada por un soldado, y el viejo letrero escrito en inglés y árabe que decía que no se admitía, había añadido un signo amarillo brillante que decía «Har Hatzofim» en hebreo (Monte Scopus) con una flecha apuntando Al frente. (Ver foto arriba).

Lionel y yo estábamos horrorizados al ver los residuos de los bombardeos con enormes agujeros en las paredes que habían sido el magnífico Hospital Hadassah. Lo único que quedó intacto fue el Medallón Hadassah en el suelo a la entrada con sus hojas de laurel y el lema «La curación de la hija de mi pueblo». La bandera de Hadassah vuelve a volar con orgullo sobre el hospital en ruinas.

A principios de esa semana, un hombre árabe había entregado con orgullo las llaves del hospital que su familia había guardado durante 19 años, a Charlotte Jacobsen, el presidente nacional de Hadassah. Los residentes árabes de Jerusalén comenzaron a llegar a Hadassah con sus tarjetas de admisión mismas que habían guardado desde que Hadassah perdió el Hospital en el Monte Scopus en la guerra en 1948.

El gobierno israelí pidió a Hadassah que restaurara los edificios y reabriera el hospital en el Monte Scopus, aunque Hadassah había abierto recientemente un nuevo hospital en Ein Kerem en 1963. Hadassah respondió con un rotundo «Sí».

Nuestro viaje a Jerusalén no habría sido completo sin un viaje al muro de los lamentos. Seguimos la ruta que los paracaidistas israelíes habían usado, y nos dirigimos al Har Habayit, el Monte del Templo, a través de la puerta de los Leones, hasta la muralla occidental, que era simplemente una calle estrecha con un muro alto a un lado. (Fue sólo más tarde que la gran plaza de hoy fue construida por la demolición de varios edificios y la excavación de unos 30 pies a las piedras inferiores de la pared construida por el rey Herodes hace más de 2000 años). Dejamos nuestros mensajes y oraciones en las grietas.

De allí nos fuimos a Belén, donde a pesar del alambre de púas y vehículos del ejército, fuimos calurosamente saludados como turistas y se nos dio un recorrido por la Iglesia de la Natividad.

La parada final en el viaje fue Hebrón y el Kever ha Machpelah (Tumba de los Patriarcas). Hebrón era aterrador. El odio era palpable y se oían los disparos ocasionales de francotiradores.

Nunca olvidaremos ese viaje!

Hadassah y Jerusalén

Hadassah ha sido una parte intrínseca de la historia de Jerusalén durante más de un siglo. El alcalde de Jerusalén, Nir Barkat, siempre dice que Hadassah es Jerusalén, y Jerusalén es Hadassah.

Para Hadassah, este año de reunificación de Jerusalén no es sólo una celebración de la restauración de nuestro Hospital en el Monte Scopus, es una celebración de construir puentes a la paz. Nuestros profesionales que pertenecen a étnias de todo tipo tratan las necesidades de salud de todos los residentes de Jerusalén, independientemente de su credo o religión. Hadassah hace más del 50% de la investigación médica en Israel, en servicio a la humanidad. Hadassah se esfuerza a diario en la labor de salvar vidas, atrayendo a los pacientes de todo tipo de precedencia y así, atendiendo las necesidades médicas de la Ciudad de Oro.

Como lo explica * David Fintzi, un joven rumano que fue quemado severamente y posteriormente trasladado a Hadassah, cuando los hospitales en Rumania y Alemania le habían dicho a la familia que no había esperanza: «Hadassah es el lugar en el que recobras la vida cuando tenías todas la posibilidades de estar muerto.» actualmente David ha hecho Aliyah, y es un estudiante de medicina en Hadassah.

Hadassah vive Tikun Olam. Los Hospitales Hadassah surgieron de una ideología que abrazó a Tikun Olam – haciendo del mundo un lugar mejor. Siempre han sido «más que un hospital».

Citando al profeta Isaías, «Ki Mitzion tetze torah, u’dvar Adonai mi Yerushalayim». (Porque la ley saldrá de Sión, y la palabra del Señor de Jerusalén). Desde Hadassah Jerusalén, la curación saldrá mientras Hadassah continúe la búsqueda para hacer del mundo un lugar mejor.

En la foto arriba: Un guardia en el camino reabierto al montaje Scopus, julio de 1967. Observe la marca amarilla que muestra Har Hatzofim (montaje Scopus) 

We went up to Mount Scopus via a carefully marked road that was still being cleared of land mines. The entrance to the road was guarded by a soldier, and the old sign saying no admission in English and Arabic was crossed out, and a bright yellow sign had been added that said “Har Hatzofim” in Hebrew (Mount Scopus) with an arrow pointing straight ahead. (See photo above).