Muhammad Baduan, de 12 años, estaba experimentando un dolor en su brazo durante meses. Los médicos de la sala de emergencias del Hospital Hadassah Ein Kerem, pusieron fin al dolor del niño cuando resolvieron el misterio: Muhammad tenía una bala de 22 milímetros escondida en ese brazo, una bala que había sido disparada al aire como parte de una ceremonia de celebración después de una boda.

Hace diez meses, estábamos en la boda de mi primo, relata el padre de Muhammad. Uno de los invitados vino a mí para decirme que mi hijo estaba sangrando. Vendé la herida y cuando llegamos a casa lo limpie y lo volví a vendar. Al día siguiente, Muhammad seguía dolido, fuimos a un médico local. Revisó el brazo, dijo que todo estaba bien y nos mandó a casa. Dos semanas más tarde, mi hijo era capaz de funcionar normalmente. Pero entonces el dolor volvió y esta semana se volvió intolerable. No podía dormir por el dolor e incluso tocarlo con cuidado causaba un gran dolor en su brazo.  Su brazo se hincho y estaba claro que necesitábamos revisarlo de inmediato.

El Dr. Saar Hashavya, jefe de la sala de emergencias pediátricas de Hadassah, explica: el brazo del niño estaba muy hinchado, y aunque el padre dijo que lo habían revisado anteriormente, decidimos hacer una radiografía para asegurarnos de que no había ningún objeto extraño en el brazo.

Puesto que no era aconsejable quitar la bala todavía, Muhammad recibió antibióticos y el Dr. Kaschichawa Shree- Krishna, un especialista en ortopedia, coloco yeso en su brazo. Queremos poner el brazo de modo que no se mueva y toda la hinchazón caerá, explica el Dr. Krishna. Una vez que el edema se haya ido, vamos a operar a Muhammad para quitar la bala. Vemos muchos casos similares, pero normalmente los pacientes llegan al  tratamiento poco después de que se lesionen.

Muhammad fue dado de alta del hospital después de recibir un plan de tratamiento.