Hace varios años, el Prof. Eyal Mishani, director del Fondo de Investigación de HMO y jefe de la División de Investigación y Desarrollo e Innovación, comenzó el trabajo para traer la tecnología de organoides desarrollada en los Países Bajos en 2009 a Hadassah. Creía que Hadassah podía llevar su potencial al siguiente nivel.
Y eso es exactamente lo que sucedió. Un artículo reciente en The Jerusalem Post destaca las increíbles oportunidades abiertas a los científicos en el Centro Organoide de Hadassah, donde los médicos toman tejidos de los pacientes y los cultivan en el laboratorio de tal manera que las células se multiplican y se conectan, imitando finalmente las características de un tejido en el cuerpo.
En 2021, Hadassah estableció un biobanco para almacenar las muestras y ponerlas a disposición de los investigadores en Israel y en todo el mundo. “Creo que nuestro biobanco se convertirá en una herramienta esencial para la industria, especialmente a medida que lo desarrollemos y aumentemos la cantidad de muestras”, dijo el profesor Mishani.
Hoy en día, los investigadores usan organoides para determinar cómo varios medicamentos y tratamientos afectarán los tejidos y, finalmente, al paciente individual. Este enfoque personalizado no solo salva al paciente de pruebas agotadoras y medicamentos que pueden no tener efecto sobre la enfermedad, sino que también reduce el tiempo entre el inicio de la enfermedad y los tratamientos que pueden salvarle la vida.
La directora del Organoid Center, Dra. Myriam Grunewald, señaló que los organoides también pueden reducir el uso de animales en ensayos preclínicos.
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