Hasta donde él sabía, Meidan Schwartzman era un hombre fuerte y saludable de 33 años sin problemas médicos. Recientemente había completado el servicio militar intensivo y se sentía bien.

Cuando decidió inscribirse en un gimnasio, se le pidió que realizara una serie de extensas pruebas de rutina, incluido un electrocardiograma, que monitorea la actividad eléctrica del corazón. La suya resultó ser extremadamente irregular.

La enfermera que lo atendió llamó inmediatamente a un médico y Meidan fue trasladado en ambulancia a un hospital. “A partir de ese momento, mi vida dio un vuelco”, relata.

Comenzó su viaje de médico en médico y de hospital en hospital. Los médicos le dieron varios medicamentos, pero no lograron estabilizar su corazón a largo plazo. Sufría de dificultad para respirar, pulso acelerado y mareos. Llegó al punto en que ya no podía trabajar ni llevar una vida normal. Vivía con el temor de que algo terrible le pudiera pasar en cualquier momento.

Un médico le implantó un marcapasos, pero no resolvió su problema. Otro médico le dijo que no tenía más remedio que someterse a una ablación del nódulo auriculoventricular, un procedimiento que usa energía térmica (radiofrecuencia) para destruir el tejido entre las cavidades superior e inferior del corazón. La ablación quema el sistema de transmisión natural del corazón, dejando al corazón completamente dependiente de un marcapasos de por vida.

Fue entonces, dice Meidan, que ocurrió un milagro. “Justo antes del procedimiento que habría cambiado mi vida por completo, leí una publicación en Facebook, escrita por el Dr. Itzik Biton, cardiólogo principal del instituto cardíaco de la Organización Médica Hadassah, en la que hablaba sobre las arritmias cardíacas y las formas en que las trata. a ellos. Pensé para mis adentros que no tenía nada que perder y le escribí un mensaje describiendo mi situación”.

El Dr. Biton se puso en contacto con él de inmediato y, después de hacerle algunas preguntas precisas a Meidan, le aconsejó que fuera a Hadassah en dos días. “Allí conocí al hombre que me salvó la vida”, dice Meidan. “Un hombre increíble y humilde que solo quería ayudar”.

Con un algoritmo creado mediante inteligencia artificial, que estaba siendo probado en Hadassah, el Dr. Biton y su equipo pudieron identificar el origen de la arritmia de Meidan. Descubrieron que provenía del área sinusal del corazón y no de la aurícula izquierda, como habían pensado los médicos en todos los demás hospitales. Luego arreglaron su corazón realizando una ablación dirigida, lo que les permitió preservar el sistema de transmisión natural del corazón. Meidan ya no necesitaba un marcapasos ni medicamentos. Sus arritmias habían desaparecido por completo.

El Dr. Biton señala: “Algunas personas viven con arritmias durante muchos años con la creencia de que están destinadas a hacerlo, pero me complace decirles que simplemente no es así. Podemos ayudarlos”.

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