Investigadores de la División de Cardiología de la Organización Médica Hadassah, después de estudiar a un gran grupo de personas de Israel y Francia, han identificado 28 familias con una anomalía genética que es una vía genética a la malformación congénita del corazón más común: una válvula aórtica bicúspide.

Mientras que las válvulas aórticas normales tienen tres valvas, las válvulas bicúspides tienen solo dos, lo que lleva a complicaciones cardíacas significativas que a menudo requieren cirugía para su reparación.

Se pudo determinar la ruta hacia las anormalidades del desarrollo. La Dra. Idit Gabai, quien trabajó en este proyecto para su tesis médica junto con los médicos del Instituto del Corazón de Hadassah, el Dr. Ronen Durst y el Prof. Dan Gilon, que fue pionero en el análisis de los datos genéticos en este complejo Estudio genético de varios pasos.

Dra. Idit Gabai

Comenzó con la secuenciación genética del exoma, que determina la estructura primaria de la región de codificación de proteínas de los genes. Este proceso les corresponde aislar las porciones relevantes de ADN. Luego buscaron las mutaciones que eran consistentes en todas las familias. A continuación, empleará una estrategia única en el análisis genético para excluir todas las mutaciones comunes, así como las variantes individuales con una frecuencia de menos en la población general.

Reduciendo aún más el análisis, identificamos las variables raras que se predice que las adversas la función de la proteína generada por ese gen. Luego hicieron una referencia cruzada de estos genes con genes que están muy involucrados en el desarrollo cardíaco.

El resultado: hubo siete «finalistas». El más prometedor de estos resultó ser uno llamado MINDBOMB1 (MIB1). Este gen está involucrado en una vía que es altamente activa durante el desarrollo cardiovascular.

Junto con sus colegas en España, los investigadores de Hadassah evaluaron modelos de esta mutación en el pez cebra. Cuando inyectaron un ARNm mutante basado en esta mutación en embriones de pez cebra, ¡esto llevó al mal desarrollo del corazón!

A continuación, evaluaron el impacto de esta mutación en ratones que ya tenían alguna pérdida de función en la vía del desarrollo cardíaco. Estos ratones desarrollaron válvulas aórticas bicúspides, así como otras anomalías cardíacas.

También crearon un modelo de «ratón knockout» de MIB1, donde los ratones ya no tenían un gen MIB1 en funcionamiento. Todos los ratones mostraron mutaciones cardíacas de desarrollo, incluida la válvula aórtica bicúspide, la válvula aórtica cuadricúspide (con cuatro valvas) y los defectos del tabique ventricular (un orificio en la pared que separa los ventrículos derecho e izquierdo del corazón).

El equipo de investigación planea continuar sus estudios de este gen, así como explorar los otros seis finalistas que identificaron.

Estos hallazgos, según informa el Instituto del Corazón de Hadassah, «en última instancia, pueden conducir a terapias genéticas que mitigan la progresión de la enfermedad».