Era el final de un día perfecto en una excursión familiar durante la festividad de Sucot. La familia Cohen se dirigía a su hogar en Kiryat Malachi después de explorar las excavaciones de las cuevas de la era romana en el Parque Nacional Beit Guvrin. Mamá, Oriyah, conducía y sus dos hijos estaban en el asiento trasero. De repente, sintieron una enorme sacudida cuando un automóvil los embistió con fuerza desde un lado.
Yehonatan, de 12 años, sentado detrás de su madre, se llevó la peor parte del choque.
Los médicos lucharon para mantenerlo con vida durante dos horas y luego lo llevaron en helicóptero al Centro de Traumatismos de Choque del Hospital Hadassah Ein Kerem. De allí fue trasladado de inmediato al Irma and Paul Milstein Heart Center.
90/60 mmHg se considera casi la presión arterial más baja antes de la muerte. La presión arterial de Yehonatan era de 40. El choque le había roto figurativamente el corazón.
“Su aorta, la arteria principal que lleva sangre desde el corazón, se desgarró”, dice la Dra. Gabby Elbaz-Greener, especialista en cateterismo cardíaco. “No había un segundo que perder”.
Elbaz-Greener, el director del Departamento de Cardiología Intervencionista, el Dr. David Planer, el cirujano cardíaco senior Amit Korach y el profesor Alan Bloom, un radiólogo vascular e intervencionista, participaron.
“No estábamos seguros de poder salvarlo”, recuerda Elbaz-Greener. “Estábamos encantados de que tan pronto como reparamos el orificio con un injerto de stent, la presión arterial de Yehonatan subió y volvió a la vida”.
Durante los siguientes 10 días, los cirujanos ortopédicos y generales trabajaron para reparar su pelvis aplastada y los órganos internos dañados.
Dieciséis días después de la cirugía, Yehonatan se despertó de un coma inducido médicamente. Solo pronunció su primera palabra seis semanas después del accidente. Cuando su padre, Ronen, dijo una bendición, Yehonatan respondió: “Amén”.
Después de nueve semanas de tratamiento, Yehonatan camina y habla, y le espera un futuro prometedor.
“Gracias a Di-s y a los ángeles de Hadassah podemos celebrar un Hanukkah feliz”, dice el padre de Yehonatan.