Durante varios meses, Jorge Diener, Director Asociado de Hadassah International, ha estado informando regularmente a los medios sudamericanos sobre la pandemia de COVID-19. Lleva las perspectivas y los logros del Hospital Hadassah e Israel a una audiencia latinoamericana que tiene hambre de información confiable en español mientras enfrentan su propia batalla contra el coronavirus. Nacido en Argentina, Diener tiene un profundo conocimiento de la cultura latinoamericana y puede relacionar la información de manera que resuene con su audiencia.

Diener fue entrevistado por la Agencia Argentina de Noticias Judías (Agencia AJN) el 19 de junio sobre la situación actual de COVID-19 en Israel y las lecciones que se pueden aplicar a los países de América del Sur. Hizo hincapié en que el crecimiento preocupante del número de infectados en Israel se puede atribuir a «una falta de disciplina en las tres medidas básicas: máscaras, distanciamiento a dos metros e higiene». Además, enfatizó que en áreas vulnerables «las autoridades no entendieron que los mecanismos de comunicación tenían que ser diferentes de los tradicionales».

La conversación se publicó en Iton Gadol, la publicación en línea en español de AJN que tiene muchos seguidores en América del Sur. La entrevista ha sido traducida a continuación.

Agencia AJN.- El argentino-israelí Jorge Diener, director internacional del Centro Médico Hadassah, mantuvo una entrevista con la Agencia AJN sobre la situación de la pandemia y destacó que en estos momentos en Israel “hay un crecimiento preocupante del número de infectados”.

Sin embargo, Diener consideró que no es necesario ir para atrás con las medidas de apertura económica, cultural y educativa, sino buscar mecanismos para que se cumplan las reglas básicas: “barbijos, distanciamiento e higiene”.

En las últimas 24 horas se registraron en Israel 349 contagios. Según el reporte diario del Ministerio de Salud, hay 4.372 pacientes activos, de los cuales 28 tienen respiración artificial. El total de muertos llegó a 304.

-¿En qué momento está el mundo respecto a la pandemia?
-Nosotros estamos en un momento de incertidumbre. El mundo científico todavía está intentando entender quién es este virus y qué implicaciones tiene a nivel pandemia en el corto, mediano y largo plazo; si va a ser posible que tengamos una vacuna; si va a mutar; si los anticuerpos que se generan tienen memoria y se prolongan en el tiempo o duran dos o tres meses, por lo cual una persona se puede volver a contagiar; si el virus va a seguir fortaleciéndose o se va a debilitar por sí mismo. Es cierto que ya tenemos algunas informaciones, que tiene que ver con cómo mapear a los infectados e identificarlos, cómo testear y aislar a los infectados, y de esa forma, poder contener el contagio y la propagación del virus.

-Respecto a la región latinoamericana, ¿estamos recién metiéndonos fuertemente en la pandemia?
-Cuando uno mira a nivel geográfico, estamos en dos situaciones diferentes cuando comparamos el hemisferio norte del foco principal en el hemisferio sur, que es Sudamérica. Allí está subiendo la colina, por el invierno, y con un riesgo muy alto de que se agreguen a los enfermos graves con COVID-19, los enfermos graves con enfermedades invernales. El riesgo de un desborde hospitalario serio en Sudamérica, similar al que hubo en algunas partes de Europa y en Nueva York, es un riesgo muy alto. Creo que todos los gobiernos responsables, como el gobierno de Argentina, son gobiernos que ven que el riesgo existe.

-¿Cómo está la situación en Israel?
-En el hemisferio norte, y eso incluye a Israel, entramos en una meseta de casos, después de haber bajado a mínimo los números, gracias al éxito de la política de aislamiento, cuarentena y de cerrar la actividad. Pasamos a una situación de poder restablecer la actividad económica y escolar. La presión desde ese lado es importante para que la gente no se quede sin trabajo, sin recursos, sin educación, y entramos en un experimento, que implica saber qué pasa cuando reabrimos. Es cierto que los números bajaron, pero también es cierto que no le ganamos al virus, sino que sigue estando afuera, en la comunidad. Cerramos las fronteras, pero adentro no lo neutralizamos. Inclusive Nueva Zelanda, el único país que lo logró, ya importó dos casos de afuera. En China habían ganado y volvió a aparecer en Beijing y tienen una epidemia terrible.

-¿Qué está pasando en Hadassah, unos de los centros médicos más importantes del mundo, ahora mismo?
-Nosotros retomamos la actividad general, que fue muy importante, porque pasar varios meses sin atención de la salud de la gente que tiene enfermedades crónicas o necesitan tratamientos, tiene un riesgo de salud también muy alto. Estamos trabajando a un 100 por ciento. Hemos creado en Hadassah protocolos muy importantes sobre cómo retomar la actividad regular del Hospital, y al mismo tiempo evitar la propagación del virus dentro del Hospital.

-En Argentina están apareciendo muchos casos entre médicos…
-Por eso Hadassah fue pionero, y lo hemos compartido ya con países de Latinoamérica, en implementar una política de testeo permanente del personal hospitalario. No sólo a médicos y enfermeros, sino a todos los que tienen que entrar a cualquier área. Esta política de testeos permitió a Hadassah tener un control permanente para saber si el virus está adentro o no.
Por otro lado, hay determinados protocolos específicos, por ejemplo para saber qué hacer cuando una mujer embarazada con COVID-19 positivo tiene que parir.
Nosotros creamos un manual de protocolos, del cual sacamos una segunda edición, que incluye por ejemplo el retorno a la actividad quirúrgica regular, en una sala donde puede haber pacientes con COVID.

-A raíz de la pandemia, ¿Hadassah está teniendo una fuerte presencia en Latinoamérica?
-Sí. Gobiernos, embajadas, comunidades y hospitales de Latinoamérica pueden dar testimonio de ello. Cuando comenzó la pandemia, decidimos que nuestro rol debía ser el de compartir con el mundo la experiencia que se iba generando en Hadassah para poder ayudar. En Latinoamérica empezamos en México y Argentina, un poco en Brasil, luego nos expandimos a Uruguay y Chile, y trabajaremos también con Perú y Paraguay.

-¿Qué analogía hay entre las comunidades religiosas en Jerusalem y lo que son los barrios carenciados en Latinoamérica?
-Hay cosas similares en relación a que son poblaciones vulnerables, aunque en Latinoamérica hay un nivel de pobreza que en Israel no existe. Pero sí es una población vulnerable que vive en condiciones de mucha gente en espacios muy pequeños, de familias muy numerosas con pocos ingresos, y ahí hay una similitud. Por otro lado, hay que entender que para trabajar con poblaciones vulnerables, hay que encontrar mecanismos de comunicación que sean diferentes. En Israel, uno de los errores que se cometió al principio, donde se criticó a las comunidades ortodoxas por no haber seguido los lineamientos de aislamiento, fue que las autoridades fallaron en entender que los mecanismos de comunicación tenían que ser diferentes a los tradicionales. Uno no puede usar la televisión e Internet en una comunidad que no los usa. Había que hablar con los líderes de la comunidad, trabajar con ellos y meterse dentro de la comunidad.

-¿Eso se logró?
-Eso se logró. Hoy en día, en estos momentos donde hay un crecimiento preocupante del número de infectados, ya hemos pasado los 300 casos nuevos por día, cuando estábamos en una docena de pacientes hace tres semanas, la situación tiene que ver con una falta de disciplina en las tres medidas básicas: barbijo, dos metros de distancia e higiene. La disciplina es muy baja principalmente en zonas de Israel que no son ortodoxas. En Tel Aviv uno ve permanentemente en las playas un tema complicado.

-La Argentina, que ya lleva más de 90 días de cuarentena, mira permanentemente a Israel, donde el primer ministro advirtió que posiblemente tuvieran que ir para atrás con las medidas. ¿Es un espejo en tiempos diferentes?
-Estamos trabajando en líneas paralelas. No es necesario ir todo para atrás o todo para adelante. Hay que poder ver que parte del desafío del control de la pandemia tiene una variable que se tiene que mover para atrás y para adelante. Tenemos que tomar medidas para controlar el nuevo contagio, pero tratar de mantener la actividad económica, cultural y educativa. Hay un riesgo muy alto en todo esto, que lo vimos en las últimas semanas, con los contagios que hubo en las escuelas y otros lugares. Vamos a ir aprendiendo hasta cuánto se pueden modificar las variables. Hay dos ejes y quizás en uno se puede ir para atrás y en otro para adelante. Esto explica cómo, aunque el número de infectados subió, el próximo domingo se va a habilitar el funcionamiento de los trenes en Israel. Pero es un funcionamiento en donde se sacan turnos 48 horas antes para mantener la distancia. Hay toda una serie de medidas muy importantes que permiten ir hacia adelante, pero manteniendo el freno para controlar la pandemia.

 

Lea la entrevista original de la Agencia AJN.